Nuestra despedida a Vito - Cómo organizamos conscientemente las últimas 24 horas con nuestro perro | Episodio 4
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Tiempo de lectura 8 min
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Decir adiós a un perro querido es uno de los momentos más difíciles en la vida de una persona con perro. No es solo una pérdida personal, sino también una decisión que requiere responsabilidad, compasión y conocimiento.
Con este artículo queremos compartir nuestra experiencia, no sólo como un diario, sino como una mezcla de perspectiva personal y conocimientos bien fundados. Hablamos de las últimas 24 horas con nuestro perro Vito: lo que nos ayudó, lo que nos sorprendió y lo que nos gustaría transmitir a otras personas con perro que puedan encontrarse en esta situación.
Tras tomar la decisión de dejar marchar a Vito, comenzó una de las fases más intensas y emotivas de nuestras vidas. Teníamos claro que esas últimas horas serían irrecuperables. Y queríamos organizarlas de forma que Vito sintiera amor, seguridad y alegría, no miedo ni dolor.
Nos decidimos conscientemente en contra de la clínica y a favor de nuestro hogar. Vito siempre fue un perro que adoraba su hogar: los olores familiares, sus lugares favoritos, la gente y los amigos caninos que le rodeaban. Por supuesto, Amalia estaba a su lado, no sólo porque así lo queríamos, sino también porque los perros pueden afrontar mejor las situaciones estresantes si están socializados.
Sacamos sus juguetes favoritos: pelotas de tenis chirriantes, que eran "juguetes basura" desde el punto de vista humano, pero que significaban pura felicidad para él. Sabíamos que ya no se trataba de juguetes "educativamente útiles", sino de pura alegría.
Hicimos un campamento con mantas y colchones para perros en el salón. Nos tumbamos con él, formando un pequeño "nido familiar". Fue un momento de unión para todos nosotros, incluida Amalia. Y aunque la pena nos ahogaba la garganta, intentamos irradiar calma y amor.
Desde el punto de vista de la biología del comportamiento, los perros pueden percibir con gran precisión el estado emocional de sus cuidadores. Los estudios demuestran que los perros pueden interpretar nuestra voz, nuestro olor e incluso nuestras expresiones faciales, incluso en momentos de estrés o dolor. Por eso es importante transmitir conscientemente calma y seguridad, incluso cuando uno está disgustado por dentro.
Un momento especialmente doloroso fue cuando Vito ya ni siquiera tocaba su querida nata o espuma de leche. Para nosotros fue una de las señales más claras de que había llegado al límite de sus fuerzas. Incluso pequeñas rutinas como limpiarle las patas o el trasero se convirtieron de repente en una carga que apenas quería permitirse.
Si se encuentra en una situación similar, intente organizar las últimas horas o días de forma que su perro pueda experimentar la mayor cercanía, calidez y momentos familiares posibles. No se trata de hacerlo todo "bien", sino de estar ahí para tu perro y demostrarle: "Te queremos y estamos contigo".
La mañana de nuestra despedida fue tranquila. Afuera había nevado con sorprendente intensidad, una llegada del invierno que no se había pronosticado, y para nosotros como una señal silenciosa, como si el mundo se detuviera por un momento.
Vito se quedó en su sitio. Ya no se levantaba cuando se lo pedíamos, ya no quería salir a pasear, ya no quería perseguir una pelota. Simplemente, ya no tenía energía. Una vez más, le ofrecimos nata y espuma de leche, pequeñas golosinas especiales que le encantaban. Pero las rechazó.
Los perros suelen mostrar lo que se conoce como "retraimiento social" al final de su vida: se retraen y pierden interés por las actividades o golosinas que antes les gustaban. Este comportamiento no siempre es un "adiós" activo, como lo interpretamos desde una perspectiva humana, sino una señal biológica de que el cuerpo ya no tiene energía para actividades que no son esenciales para la supervivencia.
En esos momentos, sentimos que nuestra esperanza -por irracional que fuera- tenía que desaparecer definitivamente. En las horas previas, habíamos intentado hacerle feliz, hacer planes, convencernos de que "después de todo" podría estabilizarse. Pero esta mañana nos ha demostrado que era hora de dejarlo ir.
Juntos decidimos dejar de pedirle que hiciera cosas que ya no podía hacer. En lugar de eso, le pusimos lo más cómodo posible en su lugar favorito: junto a la isla de la cocina, desde donde siempre podía mirar al valle y disfrutar del sol que entraba por la ventana. Podía tumbarse y pasear por aquí.
Amalia, nuestra otra perra, estuvo con nosotros todo el tiempo. Teníamos claro que debía experimentar lo que estaba ocurriendo. Queríamos darle la oportunidad de oler, sentir y despedirse, como hacen los perros a su manera.
Existen diferentes opiniones sobre si deben estar presentes otros perros cuando se duerme a un perro. Los estudios y la experiencia lo demuestran: Los perros que tienen la oportunidad de olfatear y percibir a su compañero fallecido suelen mostrar después un comportamiento de menor búsqueda o estrés. Esto puede ayudarles a comprender el cambio.
Planifica tus últimas horas conscientemente. No tienes que "realizar" nada ni crear un ritual perfecto. A menudo son los pequeños gestos -palabras familiares, caricias conocidas, lugares favoritos- los que tienen significado para el perro y para ti.
Cuando llegaron la veterinaria y su ayudante, se hizo un profundo silencio en la habitación. Vito incluso les saludó débilmente, un momento que nos rompió el corazón porque podíamos ver lo agotado que seguía.
Habíamos decidido dejar a Vito en su entorno familiar. Sin clínica, sin mesa fría, sin estrés. Solo nosotros, él, Amalia y el veterinario que lo conocía desde hacía años.
La doctora era tranquila y muy amable. Nos explicó cada paso, no solo para atraparnos, sino también para ofrecer a Vito el mejor apoyo posible.
A Vito se le administró primero una fuerte inyección sedante. Esta premedicación suele utilizarse para poner al perro en un estado en el que ya no sienta miedo ni estrés.
Nos sentamos junto a Vito, acariciando su pelaje, susurrándole suavemente. Amalia estaba tumbada en silencio. No fue un momento de pánico, sino de melancolía, pero también de paz.
Podíamos sentir cómo actuaba la medicación: Primero el adormecimiento, luego el sueño profundo. Y cuando llegó el último momento, Vito ya estaba en un lugar donde ya no podía sentir nada.
Para nosotros, esto no sólo era importante desde el punto de vista médico, sino también emocional: queríamos estar seguros de que Vito no tenía miedo ni sufría, y queríamos poder despedirnos con amor.
Base científica: Las tres fases de la eutanasia en perros
1. Somníferos (premedicación / sedación):
Suele tratarse de un tranquilizante fuerte, a menudo del grupo de las benzodiacepinas o de los agonistas alfa-2. El objetivo es que el perro se calme, no se angustie y se duerma antes de que ocurra nada más. El objetivo es que el perro se tranquilice, no sienta ansiedad y se duerma antes de que ocurra nada más.
2. analgésico o anestésico (calmante o inductor de la anestesia):
En algunos casos -especialmente con animales enfermos o muy debilitados- se administra un analgésico adicional o incluso un anestésico suave.
¿Por qué? Para asegurarse de que el perro ya no tiene ninguna inquietud, dolor o consciencia. Se trata de una medida de protección adicional.
3. Inyección eutanásica (por ejemplo, pentobarbital):
Sólo ahora se administra la medicación, que detiene específicamente el corazón y la respiración. Hace efecto en cuestión de segundos o minutos.
Este procedimiento en tres fases es especialmente suave y suele elegirse cuando los veterinarios quieren dar a los propietarios la máxima tranquilidad, sobre todo si la eutanasia del perro se practica en casa.
Cuando su corazón dejó de latir a las 14.40, lo notamos primero en sus ojos. Su expresión desapareció, su cuerpo se volvió pesado y el aire de la habitación pareció detenerse. Temíamos ese momento y, al mismo tiempo, estábamos agradecidos por haber podido darle forma. Le habíamos acariciado hasta el final, sus suaves orejas que tan bien conocíamos, su cálido cuerpo que nos había acompañado durante tantos años.
Y entonces sólo hubo silencio. Ninguna respiración, ningún suspiro suave, ningún pulso bajo la piel.
Nos quedamos allí sentados. Y sabíamos que era la prueba de amor más dura, pero al mismo tiempo la más importante, que podíamos darle.
Tenemos claro que una despedida planificada en casa no sólo fue beneficiosa para el perro, sino también para nosotros. La tranquilidad, el lugar familiar, la oportunidad de quedarnos todo el tiempo que quisiéramos... todo ello nos ayudó a procesar mejor este momento.
La veterinaria nos lo explicó todo de antemano. También nos preparó para posibles reacciones físicas, como contracciones musculares o pérdida de fluidos corporales, cosas que podrían preocuparnos, pero que son procesos biológicos normales.
Muchas personas se asustan en este momento porque el cuerpo del perro permanece caliente durante un rato. Esto se debe a que el calor corporal disminuye lentamente. También pueden producirse sacudidas o ligeros movimientos musculares; no se trata de que el animal "vuelva", sino de puros impulsos nerviosos. Nos ayudó que el veterinario nos lo explicara de antemano.
Con este cuarto episodio del podcast hemos cerrado un capítulo difícil: las últimas horas de Vito, nuestras decisiones y el momento de la despedida. Esperamos no sólo haber podido compartir nuestra historia con vosotros, sino también haberos aportado ideas y conocimientos que puedan ayudaros en situaciones similares o, al menos, quitaros el miedo a lo desconocido.
Hemos decidido hablar de ello tan abiertamente porque creemos que la despedida y el duelo forman parte de la vida de un perro, y también de la responsabilidad que tenemos como personas de perros.
Si alguna vez te encuentras en esta situación: infórmate, busca apoyo, habla de ello. No hay una forma "correcta" o "incorrecta", pero hay una forma cariñosa que puedes encontrar para ti y para tu perro.
En el próximo episodio, nos adentraremos en los días posteriores a la despedida.
Te contaremos por qué tuvimos a Vito en casa durante todo un fin de semana, lo que experimentamos y sentimos durante este tiempo - y por qué este tiempo fue increíblemente curativo para nosotros.